Montag, 5. März 2007

Lucia Popp: Giuditta

Tengo debilidad por una opereta bien cantada. Últimamente le he echado el ojo a Giuditta, de Lehár. La historia describe los amoríos de Giuditta, una bailarina marroquí y Octavio, militar italiano.

De todos modos yo siempre me la imagino de otra manera:

Giuditta es una joven cantante que se ha casado con un magnate del aceite de oliva virgen italiano. Es medio gitana y por supuesto de amor nada, lo que le interesa a Giuditta es el dinero y los olivares de su octogenario marido. Pero esta boda de conveniencia la paga cara, Giuditta es despreciada por la burguesía romana, que aprovecha cualquier ocasión para burlarse de sus maneras.
Después de una fiesta, en la que la baronesa critica abiertamente su tez oscura y la profesión de su difunta madre, Giuditta camina cabizbaja por las calles de Roma.
Es de noche; en el escenario una calle iluminada con farolas de gas, desde la que por unas escaleras de piedra con barandilla de alabastro se baja a una pequeña plaza desierta con una fuente en el centro.
Giuditta entona la célebre aria "Meine Lippen, sie küssen so heiss", en la que revela su naturaleza casquivana. La primera estrofa se canta bajando lascivamente la escalinata, sonriendo al público del teatro con descarada picardía. La letra tiene tela, los besos de Giuditta son calientes en la medianoche cuando la luz roja se enciende, dice.
Al llegar a la plaza Giuditta no puede controlar la sangre indígena que corre por sus venas y se abandona a sus instintos zíngaros, bailando convulsivamente mientras se desnuda.
Terminada la danza, Giuditta recuerda a su madre, que era la bailarina favorita del sultán del Alcázar. El escenario comienza a llenarse de mozos, emputecidos por el tintineo de los cascabeles que Giuditta lleva en los tobillos. En un final apoteósico el coro rocía a Giuditta con champán; dos marineros la llevan en volandas por todo el escenario mientras ella estira el empeine, a la vez que de la fuente estalla un chorro de confetti plateado.

Ich weiss es selber nicht,
warum man gleich von Liebe spricht,
wenn man in meiner Nähe ist,
in meine Augen schaut und meine Hände küßt.
Ich weiss es selber nicht,
warum man von dem Zauber spricht.
Denn keine widersteht,
wenn sie mich sieht, wenn sie an mir vorüber geht.
Doch wenn das rote Licht erglüht,
zur mitternächt’gen Stund’
und alle lauschen meinem Lied,
dann wird mir klar der Grund.

Meine Lippen, sie küssen so heiß,
meine Glieder sind schmiegsam und weiss.
In den Sternen, da steht es geschrieben,
du sollst küssen, du sollst lieben.
Meine Füsse, sie schweben dahin,
meine Augen, sie locken und glühn.
Und ich tanz' wie im Rausch, denn ich weiss,
Meine Lippen, sie küssen so heiss.

Doch wenn das rote Licht erglüht,
zur mitternächt’gen Stund’
Und alle lauschen meinem Lied,
dann wird mir klar der Grund.

In meinen Adern drin,
da läuft das Blut der Tänzerin,
denn meine schöne Mutter war
des Tanzes Königin
im gold'nen Alcazar.
Sie war so wunderschön,
ich hab' sie oft im Traum geseh'n.
Schlug sie das Tambourin
so wild im Tanz,da sah man alle Augen glüh'n.
Sie ist in mir aufs Neu' erwacht,
ich hab' das gleiche Los.
Ich tanz' wie sie um Mitternacht
und fühl' das Eine bloss:

Meine Lippen, sie küssen so heiß,
meine Glieder sind schmiegsam und weiss.
In den Sternen, da steht es geschrieben,
du sollst küssen, du sollst lieben.
Meine Füsse, sie schweben dahin,
meine Augen, sie locken und glühn.
Und ich tanz' wie im Rausch, denn ich weiss,
Meine Lippen, sie küssen so heiss.

Después de mil vaivenes y equívocos de índole sexual, en un final felicísimo, Giuditta consigue hacer realidad su sueño. Es el final de la opereta, Giuditta inaugura en Trípoli su Etablissement "You-dit-ahh!".
El escenario muestra el interior del local, un espacio circular abovedado desde el que a través de arcos de herradura policromados se accede a espacios reservados, en los que se adivina a la clientela. En el centro, un pequeño escenario entre mesas bajas, cojines de seda labrados con motivos húngaros y chinerías, telas adamascadas y souvenirs de sus viajes a la India y al Perú; a su alrededor innumerables hombres y mujeres semidesnudos se abandonan a los placeres del opio, la absenta y el deseo carnal.

Para regocijo de todos Giuditta (guapísima, con un corpiño de bronce y el pelo enzarcillado) canta "In einem Meer von Liebe" (en un mar de amor). Giuditta es, por fin, celebrada como diosa gitana y se une a la orgía.

Leo que este papelón era una especialidad de Anna Moffo, seguro que daba gusto verla bailar la danza del vientre. En los fragmentos que he escogido canta Lucy Popp con la Academy of St. Martin in the Fields y Neville Marriner.

161 Kommentare: